Contra el sida
El combate frente al sida sigue como la luz del día. La cantidad de mortales que moran con la esta lacra, en todo el orbe, se eleva a unos 33 millones. En el último lapso de tiempo se contagiaron 2,7 millones y expiraron dos millones de seres humanos. Según la investigación sobre el azote global del sida se colige que allí donde aminora la combinación sexual y la precocidad juvenil, ha bajado la cantidad de lacrados por la pandemia. “Esta enfermedad continúa siendo la principal causa de mortandad en África, donde vive el 67 por ciento de las personas con VIH positivas del mundo”, recuerda Onusida. Y sigue aseverando que en algunas zonas “los cambios en el comportamiento sexual han tenido como resultado descensos en el número de nuevas infecciones por VIH”.
En algunas de las regiones más aquejadas por este padecimiento, lo que más descuella es que los adolescentes posponen el empiece de las relaciones carnales, por lo que la amenaza de contagio se reduce. Estos síntomas se han investigado en Burkina Faso, Camerún, Etiopía, Ghana, Malaui, Uganda y Zambia. En Camerún el número de adolescentes que mantenían roces sexuales antes de llegar a los 15 abriles disminuyó del 35 al 14 por ciento. “Prácticamente en todas las regiones del mundo, excepto en África meridional, las infecciones por el VIH afectan a los consumidores de drogas inyectables, los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y las profesionales del sexo”, sostiene Onusida.
En muchos terruños de occidente, las acciones publicitarias de prevención, orientadas al mocerío, se centran en el fomento del empleo del condón. Aunque no son la población con más peligro de infección. Pero la vehemencia en el “sexo seguro” da por cierta la mezcolanza carnal. Estados Unidos lleva muchos lapsos de tiempo demandando el fomento de la abstinencia y la fidelidad que está dando frutos colaterales muy eficaces en la disminución de los estados de gravidez no queridos y la interrupción voluntaria del estado de buena esperanza (aborto).
Parecen oportunas unas palabras de Julián Marías, quién entiende que “la causa principal del esta enfermedad es la ausencia de normas de vida sexual, normas que han existido siempre y gracias a las cuales los hombres se han comportado de manera humana y han hecho posible eso que se llama civilización.” Está en lo cierto pero nadie se atreve a proponer una conducta que incluya unas normas para la vida sexual, que surjan del sentido común.
CLEMENTE FERRER ROSELLÓ
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