La telebasura pierde audiencia
La televisión basura llegó de la mano de Gran Hermano, un inicuo “reality show” donde una tropa de participantes coexisten en una mansión, incomunicados y con filmadoras observándolos las 24 horas del día. Intentarán eclipsar las destituciones que la audiencia sentencie y así lograr la recompensa final. El programa televisivo fue fundado por el neerlandés John de Mol. El prototipo de Gran Hermano apareció en 1997, durante una reunión “brainstorm” en la productora del holandés. Fue transmitido por primera vez en Holanda, Siendo mas tarde adaptado en mas de 70 países. Ha llegado la soez y vejatoria televisión basura.
Todos reconocemos que los anhelos primarios de la televisión deben ser; informar, enseñar y recrear. La telerrealidad zanjó el menú de la diversión. La desfachatez, la intromisión en la vida privada, la ironía déspota y patética son frecuentes. La Federación Internacional de Asociaciones de Telespectadores y Radioyentes asevera que, las series acusadas de telebasura, son “un cáncer cuya metástasis tiende a invadirlo todo”.
La cruda morbosidad se ha convertido en el pilar de muchos programas. Son contenidos banales y ordinarios que están en la frontera de lo éticamente permisible. La telebasura es un problema mas grave que el terrorismo y las drogas ya que destruyen la vida trascendente del ser humano. Es, en la televisión basura, donde se busca el crecimiento de la audiencia a través de la provocación directa de los instintos, las pasiones y los sentimientos del telespectador.
Es necesario poner todos los medios para arrancar esta epidemia de vulgaridad y erotismo que nos inunda y que degrada a las personas. Si no se visionara ningún programa de televisión basura, perderían audiencia y tendrían que eliminar estos programas.
Se debe diseñar una televisión mas abierta, mas libre, y sobre todo, realizarla desde la pluralidad y la diversidad ya que es una ventana abierta al mundo desde las distintas perspectivas que animan sus correspondientes proyectos informativos.
Es necesario excluir de las parrillas estas series que degradan a la persona. No podemos consentir que se produzca la aseveración de Lope de Vega: “Si el vulgo es necio, es justo hablarle en necio para darle gusto”.
CLEMENTE FERRER
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