Sin una verdadera humanización de la sexualidad, el sida seguirá siendo una amenaza
Bob Geldof, cantante y activista político, en un mitin del Partido Laborista británico alabó públicamente, en el año 2006, la política para combatir el sida: “la monogamia, la fidelidad conyugal y la abstinencia sexual son las armas más eficaces para combatir el sida, -más bien las que aseguran que esa enfermedad no progrese-”.
Curiosamente su postura no se basa en valores religiosos sino en la comprobación de que donde no se aplica esa política el sida sigue creciendo.
Al cumplirse los 30 años del descubrimiento de las causas de la infección del sida, la ONU elaboró una declaración en la que se insistía en los medios utilizados hasta el día de hoy, a pesar de que han fracasado estrepitosamente. Los datos oficiales sobre la enfermedad son escalofriantes: en torno a 33 millones de personas han fallecido a lo largo de estas tres décadas, y cada día se extiende la pandemia a más de 7.000 personas en todo el mundo. Para hacer frente al sida se emplearon, el año pasado, más de 16.000 millones de dólares en ayudas económicas destinadas a la lucha contra esta lacra social. Estos datos que la ONU considera preocupantes con razón, debieran provocar una reflexión más profunda.
Sin una verdadera humanización de la sexualidad, el sida seguirá siendo una amenaza, por mucho que la ONU se empeñe en cerrar los ojos.
Por otra parte, el parlamentario republicano por New Jersey, Chris Smith, proporcionó las pruebas indiscutibles del triunfo, que los eventos de prevención del sida han conseguido en los países africanos cuando están asentados en la abstinencia y la fidelidad. Desde la Cámara de Representantes, Smith trazó una propuesta de ley para reanimar el Plan de Emergencia del Presidente para la lucha contra el VIH/sida.
Después de mencionar los informes del Departamento de Estado y el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, que admiten la infalible medida de la abstinencia y la fidelidad en estos programas, Smith puntualizó que ambas actitudes han sido un factor importante para atajar el avance de la pandemia del sida, en Uganda, Kenya y Zimbabwe. Estos tres territorios, con el virus propagado, han exhibido la disminución del VIH/sida y los informes indican que por la ampliación del AB (abstinencia y fidelidad).
También, una información publicada en el órgano de difusión Science, la reducción del sida, entre los hombres de Zimbabwe entre 17 y 29 años, bajó un 23%. Entre las mujeres de 15 a 24 años, descendió un 49%.
Benedicto XVI considera que el problema de la enfermedad del sida exige “una respuesta médica, farmacéutica” pero sobre todo “ética, es decir, aplicar una prevención eficaz basada en la abstinencia sexual, el rechazo de la promiscuidad sexual y la fidelidad conyugal, en nombre de una antropología fundada sobre el derecho natural y sobre la Palabra de Dios”, afirma el Papa en la Exhortación Apostólica ‘Africae Munus’, que recoge las conclusiones del Sínodo del África.
Clemente Ferrer
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