Conversión de un musulmán
«Mi mente se libera del oscurantismo de una ideología que legitima la mentira y el disimulo, la muerte violenta que induce al homicidio y al suicidio, la ciega sumisión a la tiranía, permitiéndome unirme a la auténtica religión de la Verdad, de la Vida y de la Libertad».
Con esta luminosidad y seguridad glosaba su conversión el periodista italiano Magdi Allam, que fue cristianizado por Benedicto XVI. Allam, que hasta ahora era mahometano, es subdirector del «Corriere della Sera» donde ha divulgado un comunicado en el que reconoce «el gesto histórico y valiente» al acceder, él mismo, a transmitir la instrucción cristiana.
De esta forma, afirma Allam, el Vicario de Cristo «ha dado un mensaje explícito y revolucionario a una Iglesia que, hasta ahora, ha sido muy prudente en la conversión de los musulmanes, absteniéndose de hacer proselitismo en los países de mayoría islámica y callando sobre la realidad de los conversos en los países cristianos». Una actitud originada por «el miedo de no poder tutelar a los convertidos ante su condena a muerte por apostasía y el miedo de las represalias a las relaciones de los cristianos residentes en los países islámicos», agrega Allam.
El periodista ratificó que la jornada de su bautizo «fue el día más bello de mi vida». Con su bautismo, Allam finaliza una prolongada evolución a la conversión, «vivida en el sufrimiento y la alegría, entre la profunda e íntima reflexión y la consciente y manifiesta exteriorización». Desde hace 35 añadas que reside en Roma, donde se tornó en un especialista en cuestiones relacionadas con el Islam. Las bravatas de ser asesinado que ha recibido, después de condenar el integrismo musulmán, le han forzado a convivir con escolta. Finalizó siendo reo de muerte en nombre del islamismo y sobre la base de una legalización coránica. Arribó a la conclusión de que «la raíz del mal es inherente en un Islam que es fisiológicamente violento e históricamente conflictivo».
CLEMENTE FERRER ROSELLÓ
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