Los abuelos se entregan a una tarea que tiene un valor trascendental; la formación integral de sus nietos
Según un reciente censo de Estados Unidos sobre el creciente número de menores que han de ser sustentados por sus abuelos es de 2,4 millones de venerables ancianos que se encargan de la crianza de 4,4 millones de nietos.
El semanario The Economist informa que un tercio de estos abuelos, cabeza de familia, no habían terminado la enseñanza secundaria.
Por otra parte, la Academia Americana de Psiquiatría para Niños y Adolescentes explica que las causas de esta sobrecarga para los abuelos son un aumento de familias con un solo padre, alta tasa de divorcios, embarazos de adolescentes, incapacitación de los padres por prisión, alcoholismo, consumo de drogas, violencia doméstica o negligencia paternal.
Los abuelos juegan en la educación de los más pequeños un papel muy importante: “ya que sirven como modelos de comportamiento, transmitiéndoles normas, actitudes y valores morales”, al tiempo que ellos reciben “la compañía y el amor de sus nietos”.
Además, la investigación titulada, “La generación de la transición; entre el trabajo y la jubilación”, desvela que hace milenios de años el modelo familiar “incluía no solo a un padre y a una madre, que se ocupaban de la buena crianza de los hijos, también había una abuela que les ayuda en la tarea”.
Los abuelos trabajan de sanitarios, guardianes y preceptores de sus nietos. Hacen posible que muchas mamás se puedan integrar al mercado de trabajo. Algunas familias marchan mejor gracias a los abuelos. Y en tiempos de inestabilidad económica, estos gestos tienen mayor importancia.
Existen programas dirigidos a la ayuda de los abuelos que deben educar a sus nietos. El servicio más demandado es una prestación económica para que puedan contratar un asistente temporal durante las vacaciones. Aparte de estas ayudas, deberíamos erigir un monumento a los abuelos por su sacrificada entrega a una tarea que tiene un valor trascendental: la formación integral de los nietos.
Los abuelos son lo mejor que hay en el mundo, sin ellos no sabríamos nada, ellos son como fuentes de sabiduría eterna que nunca se agota y nosotros los nietos los adoramos, son nuestros ídolos más queridos.
Clemente Ferrer
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