Tuesday, January 01, 2013
Investigadores de Harvard afirman que las células embrionarias pueden producir cáncer
Investigadores de Harvard afirman que las células embrionarias pueden producir cáncer
Las investigaciones llevadas a cabo por el anglosajón John B. Gurdon y el nipón Shinya Yamanaka, distinguidos con el Premio Nobel de Medicina 2012, son los padres de la reprogramación celular. La conquista alcanzada, trueca el horizonte de la indagación en células madre, concibiendo inútiles los denuedos, totalmente estériles, con las células embrionarias. Pero hasta que las nacientes células pluripotentes inducidas (iPS) tengan utilización clínica, un obstáculo significativo se plantea en el empleo de retrovirus para introducir los genes que originan la reprogramación. Actualmente, según informa Nature, se ha atinado con un procedimiento para obtener lo mismo, sin virus.
Yamanaka inventó cuatro genes que proporcionan a las células la pluripotencialidad, o sea la misma capacidad, que tienen las células madre embrionarias. Implantadas en células diferenciadas, por ejemplo de piel, las transforman en células madre pluripotentes. Las iPS proporcionan tanta plasticidad como las células madre embrionarias, pero no exigen exterminar, ni clonar embriones humanos, ya que las células de partida se pueden obtener del mismo enfermo. En este aspecto, tienen las mismas prerrogativas que las células madre adultas, con el añadido de su mayor versatilidad.
Los dilemas que suscitan las iPS están en vías de solución gracias a los últimos estudios de Keisuke Kaji (Universidad de Edimburgo) y Andreas Nagy (Samuel Lunenfeld Research Institute, en el Mount Sinai Hospital de Toronto). Las iPS logradas conservan perennemente su pluripotencialidad. Falta por investigar cómo controlar la diferenciación de estas células para que den lugar al tejido que se precise en cada caso. De modo que no se ha arribado a la última etapa, como afirma Kaji, en The Guardian: “Es un paso hacia el uso práctico de células reprogramadas en medicina, que eliminará la necesidad de recurrir a embriones humanos, como fuente de células madre”.
Es evidente que el sistemático desastre de las indagaciones con embriones, que significa su matanza, y los avances conseguidos con la investigación con células madre adultas, extraídas del propio aquejado, ha obligado a que se reconozca, en el mundo científico, los éxitos logrados con las células madre adultas. Los analistas de Harvard, ante los dilemas éticos que presentan las células embrionarias, que pueden producir rechazo e incluso carcinoma, encauzaron sus trabajos hacia las células adultas para trocarlas en células iguales a las embrionarias.
La Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal, asevera que; “ningún católico puede admitir, en ningún caso, prácticas como el aborto, la eutanasia o la producción, congelación y manipulación de embriones humanos”.
Por otra parte, el Diccionario de Bioética, asevera que “Es gravemente ilícito el uso, con finalidad terapéutica, de las células madre embrionarias”.
Clemente Ferrer
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