El aborto en Canadá

El aborto en Canadá

Según la Federación Nacional del Aborto de los Estados Unidos, en el año 2003 hubo en Canadá 103.768 abortos provocados voluntariamente que supone el 23% de todos los estados de buena esperanza de las canadienses. Por otra parte, se evalúa que un 28% de las jóvenes de Canadá, optarán por un aborto a lo largo de toda su existencia.

En relación con el año 2002, la oficina estadística nacional Statcan, informó que la tasa de 10,5 partos por mil habitantes, es la mas baja desde que en 1921 se comenzaran a inscribir estos datos.

Así mismo, los 328.802 nacimientos del año 2002 son un 25% menos que en 1992, habiendo descendido la fertilidad a 1,5 nacidos por madre canadiense. La migración supone la mitad de su subida demográfica, que fue del 1% en este año 2002.

Este declive de la demografía, según el diario Vancouver Sun, de fecha 20 de abril de 2004, lo juzga como “la venganza de la píldora” ya que la edad media de las canadienses, que tienen su primogénito, se localiza en los 27,7 años.

Canadá, según Statcan, alcanzó un aborto por cada tres nacimientos, en 2002.

La segunda víctima atormentada del aborto es la mujer. Millones de jóvenes de todo el mundo, se han hundido en le fraude del aborto. Casi todas ellas, están penando lo que se denomina como "síndrome post-aborto". Así lo prueba la institución abortista más significativa del universo, la Federación Internacional de Planificación Familiar, al aseverar que: "la incidencia del trauma post-aborto para las jóvenes que aceptan la interrupción voluntaria del embarazo, a través de medios quirúrgicos, puede alcanzar hasta el 91% de los casos." Las secuelas que sufren las jóvenes que abortan son; zozobra, desesperación, delirios, desvelo, embriaguez, drogadicción, desesperanza, psicosis... y suicidio.

El doctor NATHANSON, pionero defensor del aborto en los Estados Unidos, incluido el de su propio hijo, afirmó arrepentido: "La Humanidad hoy se arrepiente de la esclavitud de ayer, y pronto se avergonzará del crimen del aborto.”

CLEMENTE FERRER ROSELLÓ