El azote del sida
“No se puede resolver el flagelo del sida con la distribución de preservativos: al contrario, el riesgo que se corre es el de aumentar el problema”, fueron las palabras del Papa en Camerún. Debemos luchar para lograr una humanización de la sexualidad. Benedicto XVI, en su viaje al continente africano, también solicitó la atención sanitaria gratuita para los enfermos de sida. Llamó a los africanos a la responsabilidad y al amor fraterno y recalcó la necesidad de cuidar de todos los enfermos.
Por otra parte, doctos y eruditos, entregados al análisis de esta plaga mortal, han saltado en defensa de Benedicto XVI, asegurando que su análisis es acertado. Uno de ellos, Edward Green, jefe de prevención del sida de la Universidad de Harvard, aseveró a Catholic News Agency que los preservativos lograrían “agravar el problema” en África. El científico evocó que cuando la plaga del sida se abalanzó sobre el continente africano, la “industria del condón” comenzó a utilizar el contagio para desplegar una maniobra de marketing y conseguir más subvenciones para la producción y entrega de preservativos. Había llegado el negocio de la muerte.
Para Green es evidente el proceso de Uganda, donde se instruye a las nativas para que no se hundan en la promiscuidad. Este terruño ha conseguido disminuir su tasa de infección en dos tercios porque ha impulsado la abstinencia antes del matrimonio y la fidelidad después de los esponsales. El analista reveló que los dos imperios africanos con las tasas más altas de contagio del orbe, son Botswana y Swazilandia, que acaban de lanzar una campaña publicitaria para estimular a la fidelidad y a la monogamia.
Pero no es el único eminente investigador, protector del Papa, el Doctor Norman Hearst, epidemiólogo de la Universidad de California en San Francisco, que ha sido elegido por la “United Nations Program on HIV/AIDS” para que ejecutase un ‘scientific review’ para comprobar si la distribución de los preservativos habían atajado el virus del sida. Así mismo, la OMS (Organización Mundial de la Salud), sostiene que: “el preservativo reduce pero no asegura la no infección del sida; sólo es segura “la abstinencia y la fidelidad recíproca entre parejas sexuales no infectadas”.
Los terruños con mayor cantidad de condones por mortal, han tenido mayor número de contagios de esta lacra mortal. Está claro que la distribución de preservativos entre la juventud no es suficiente, es necesaria una educación en la responsabilidad personal.
CLEMENTE FERRER ROSELLÓ
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