La agonía de la muerte

La agonía de la muerte
Los que defienden la legalización de la eutanasia intentan que sea una decisión libre y voluntaria, la petición de ayuda para morir. Y esta demanda crearía un derecho: el derecho a morir, universal y real, que es el que se reivindica.

En el caso de una petición de eutanasia; “la vida y la muerte no se presentan como dos opciones igualmente abiertas por el simple hecho de que la vida no puede contemplarse como una solución al dilema. La muerte se impone al ánimo de la persona, y ésta, teniéndose por libre, se precipita hacia la única salida que tiene por delante”. “La petición de muerte –prosigue Axel Kahn– emana siempre de una persona para la que la vida se ha vuelto insoportable, y que estima que no tiene otra opción que la de interrumpirla. Eso es, exactamente, lo contrario de la libertad”.

La francesa tretaplégica, Maryannick Pavageau, ha testimoniado que las personas no formulan peticiones de muerte. En momentos de desesperación la petición puede estar; “ligada a un fenómeno de soledad”; agravada por el hecho de que “estas personas se consideran un estorbo para quienes las cuidan”.

Marie-Hélène Boucand, coordinadora médica en la Asociación Francesa del Síndrome de Ehlers-Danlos, ha demostrando el efecto de arrastre. “La asociación ha señalado la repercusión involuntaria, pero ciertamente real, de otras demandas de suicidio asistido sobre los enfermos que sufren la misma enfermedad”. A este debilitamiento de la voluntad de la persona se le añade el de su entorno, cuando el sufrimiento experimentado por el enfermo pasa a desesperar a su entorno; “y el no puedo más se convierte en un es insoportable, la salida para la persona que está sufriendo es inmolarse, una elección que, bajo el ambiguo argumento de la compasión, puede acabar aceptando el asesinato de la persona, para suprimir su sufrimiento”.

Juan Pablo II declaró que; “la tentación de la eutanasia, adueñarse de la muerte, de modo anticipado y poniendo así fin a la propia vida, se presenta absurda e inhumana. Nos encontramos ante la cultura de la muerte que avanza en las sociedades del bienestar”.

CLEMENTE FERRER