Pedófilos en Camboya
Dos chiquillas de unos cinco años y rostros asiáticos. Acicaladas y con un gesto provocativo y sexual. La campaña publicitaria ambiciona anunciar una línea de vestuario para jovencitas adolescentes. "Es una imagen dura, con niñas muy pequeñas escogidas cuidadosamente por sus rasgos con la intención de llamar la atención. Parece que fomenta el turismo sexual. No se puede tolerar", manifestó el Defensor del Menor. Pero, sin embargo, éste es uno de los anuncios que traen controversia.
La publicidad orientada a los menores está sujeta a la Ley General de Publicidad, y en uno de sus artículos señala que deben cuestionarse los principios básicos para no violar los derechos de la niñez.
Por otra parte, organizaciones delictivas, touroperadores y consumidores, y estados de los diversos países en los que se ejerce el turismo carnal constituyen el entramado de un fenómeno de pavoroso desarrollo: la utilización libidinosa de menores. Monseñor Piero Monni, observador permanente de la Santa Sede en la Organización Mundial del Turismo, ha delatado, con pujanza, esta miserable verdad, tapada hasta hace poco tiempo por el mutismo tácito de la sociedad y los estados.
"Si la pedofilia es una torpe realidad, tan vieja como el mundo, el turismo sexual se ha convertido en una verdadera plaga social y está aumentando en estos últimos lustros, debido al crecimiento del turismo masivo", afirma monseñor Monni.
El mercado de la prostitución infantil produce muchos millones de euros de beneficios. No sólo se permite la transacción sexual sino que se hace campaña publicitaria para conquistar al turista. En los infiernos del turismo erótico se introducen las ofertas de "todo incluido", así como también en los folletos publicitarios de muchos touroperadores.
Camboya es una de los lugares donde más tiraniza la corrupción. Allí un crío sólo cuesta cinco euros y, por lo tanto, no es anómalo que un agricultor adjudique a su hijo a cambio de dinero en efectivo, para conseguir la persistencia de la toda la familia.
"Las desventuras de la niñez repercuten sobre toda su vida y dejan una fuente inagotable de melancolía en su corazón", afirmó P. Brulat.
CLEMENTE FERRER ROSELLÓ
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