El yugo que no cesa
Según el informe mundial sobre el sida en Hispanoamérica se ha rebasado los dos millones de mortales infectados por la pandemia del sida. No obstante, los expertos de la agencia de Naciones Unidas para el Sida (UNISIDA), piensan que lo significativo es que la enfermedad sigue siendo del 0,6%, por lo que la epidemia se mantiene estacionada.
En todo el universo, la propensión de las nuevas infecciones por el VIH ha sido reducida en un 17%, gracias a la regresión del 15% en África subsahariana. También unas 77.000 personas murieron el pasado año por el virus del sida. Asimismo, se contagiaron, con este estigma social, alrededor de 7.000 niños.
Una de las características de Hispanoamérica es que, esta enfermedad contagiosa, se concentra entre varones que tienen relaciones carnales con personas del mismo sexo y que, la posibilidad de contraer el virus de la muerte, es de uno de cada tres mortales por lo que el sida es más frecuente entre los varones que entre las mujeres.
El resto de grupos donde las infecciones del sida sigue siendo alzado se encuentran los profesionales del sexo y el de los consumidores de estupefacientes. Se calcula que el 29% de los más de dos millones de Hispanoamericanos que dilapidan drogas inyectables, está contagiado por el VIH/sida.
La buena noticia es que la efectividad del tratamiento antirretrovírico, en Hispanoamérica, es superior a la media mundial que es de un 54% de los aquejados. Sin embargo, a pesar de que los grupos de riesgo están muy determinados, pocos eventos de prevención se centran directamente en ellos.
El sida es una lacra social que tiene mucho que ver con clanes de personas que no respetan ningún tipo de ética, y tratan de vivir una existencia desenfrenada. Y el sida brota, como un toque de atención, como una advertencia a quienes, al traspasar unas barreras invisibles, pierden humanidad. Alguien dijo que Dios perdona siempre, el hombre algunas veces, pero, la naturaleza nunca perdona.
Clemente Ferrer
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