Saturday, May 26, 2007

Escolares asesinados

Escolares asesinados



Unos 3.000 menores de 18 años fallecen, cada año, a balazos en Estados Unidos, según el informe del Centro Nacional para el Control de las Enfermedades –un organismo del Estado especializado en salud pública-.

Con los 300 millones de habitantes (revista Time 30 octubre 2006), el 22 por ciento de la población, emplean armas de fuego por lo que los norteamericanos son una especie de depósito balístico errabundo. La propagación de las armas deja una especial huella en los adolescentes. Según la citada investigación, en Estados Unidos existen alrededor de 200 millones de armas.

Con cinco millones de miembros la Asociación Nacional del Rifle, es el gran grupo de influencia que apoya las armas de fuego en Estados Unidos y, por lo tanto, tiene una pujanza manipuladora.

El monstruoso exterminio que tuvo lugar en el campus de la Universidad Técnica de Virginia, en Blacksburg, donde 33 mortales perdieron la vidorria y más de 31 fueron lesionadas, tras dos refriegas que se produjeron, en un intervalo de dos horas, según revelaron fuentes gubernamentales.

Cho Seung-Hui alineó sus armas y llevó a cabo la ejecución antes de inmolarse. Sus progenitores se espantaban por sus querencias suicidas y fue internado en un centro de salud mental, poco después arribó ante un magistrado del condado de Montgomery, sentenciando que estaba “mentalmente enfermo” y que era “un peligro para sí mismo y para otros”.

Antes del desventurado tiroteo colegial de la Universidad Técnica de Virginia, el 20 de abril de 1999, dos mocitos menores de 18 años, desplegaban un macabro fuego contra sus colegas de estudio en la diminuta jurisdicción de Colombine, en el estado de Colorado. Tras pasar por las armas a 13 mortales y herir a otros 24, los jovenzuelos se inmolaron. Este incidente encendió una violenta y áspera disputa en torno al magisterio, la barbarie y la intervención de armas.

Otro precedente oneroso tuvo lugar en 1992, cuando un personaje asesinó a un maestro y tres escolares de un instituto de secundaria de Olivehurst (California). En 1966 Charles Whitman abrió fuego desde lo elevado de una atalaya en medio del campus de la Universidad de Texas. El criminal asesinó a 15 mortales e hirió a otros 31.

En algunos estados, ante esta racha de muertes en los últimos tiempos en todo el universo, decenas de escolares han integrado un chaleco antibalas en su equipamiento estudiantil.

CLEMENTE FERRER ROSELLÓ
Presidente del Instituto Europeo de Marketing, Comunicación y Publicidad

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