El éxito de los blogs
Los blogs han cumplido su onceno cumpleaños. En esta tiempo el prodigio ha tenido un desarrollo fulgurante. Los últimos informes de Technorati, el fundamental buscador de blogs, manifiestan que existen 112 millones de páginas particulares en todo el orbe. Cada día nacen unas 120.000 bitácoras; 1,4 blogs por segundo y se redactan 1,5 millones de post diariamente, lo que lleva a 17 por segundo.
Posiblemente, la respuesta estuvo en la aparición de plataformas gratuitas para la elaboración de blogs. Algunos han logrado hacerse con una colectividad de incondicionales y otros se han trocado en auténticas referencias en sus respectivos ámbitos, y en surtidores de documentación para los internautas.
Pero, un blog jamás podrá ser el “The New York Times”. Un reconocido blogger aclara que “un blogger no tiene un jefe de redacción, ni una estructura detrás que vele por lo que se publica. Simplemente, es una persona totalmente libre con una herramienta para publicar lo que quiera de manera inmediata”.
El lucro publicitario de los blogs es ya una evidencia. Tres compañías; una de automóviles, otra de telefonía móvil y una tercera relacionada con el mundo cinematográfico, han utilizado los blogs para sus acciones publicitarias.
Pero, en estos momentos, una de las controversias más candentes en Internet rota en torno a la madurez de los bloggers, tanto sobre lo que difunden como las glosas reunidas en sus bitácoras. El blogger es señalado como culpable último de todo lo que se exhibe en su web. Sin embargo, la mayoría se ven incapaces de controlar cada comunicación publicada en sus páginas.
“Existe cierta autorregulación que creo que es algo que no debe pasar por alto ni que sea un tema menor”. Se está trabajando en una serie de normas para templar las porfías on line. La iniciativa emerge después del trance protagonizado por Kathy Sierra, una escritora experta en las nuevas tecnologías, que comenzó a tragar coacciones mortales en su blog.
Por último, en el Congreso de los Diputados se pasó la Ley de Impulso a la Sociedad de la Información que, en su artículo 11 afirma: “La autorización del secuestro de páginas de Internet o de su restricción cuando ésta afecte a los derechos y libertades de expresión e información y amparados en los términos establecidos en el artículo 20 de la Constitución, sólo podrá ser decidida por los órganos jurisdiccionales competentes”.
Los fustigadores afirman que la ley en general, y el artículo 11 en particular, son un portón palmario que culminará en la censura.
CLEMENTE FERRER ROSELLÓ
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