Friday, April 20, 2007

Radiante felicidad

Radiante felicidad


La andanza vital de María y Fernando configura una respuesta atractiva a la pregunta: ¿Cómo ser feliz?. En su existencia se originaron congojas, aflicciones y contrariedades propias de toda familia humana. Sin embargo, quienes los conocieron resaltan que fueron muy jubilosos y dichosos. Tuvieron el gozo de que sus dos retoños recibieran la ordenación sacerdotal.
Dos vidorrias ejemplares que han transmitido un auténtico testimonio de adhesión y entrega dentro del maridaje. Se amaron hondamente hasta el acabamiento de sus días. El galanteo no decae, en la medida en que van pasando las añadas, se refuerza en la donación mutua, en la entrega del uno para con el otro, sin cautelas.
Fernando expiró de una embolia. A María le originó un sufrimiento agudo y confiado, llevado con una gran fe en la providencia divina. Al principio se hallaba aturdida. El amor había ido aumentando durante los cuarenta años que permanecieron juntos.

María, al enterarse de la noticia de que Juan Pablo II arribaba a España, ambicionó conocerle. En la ciudad del Turia escuchó del Papa que: “El matrimonio es una unión de amor indisoluble. Esta íntima unión, como mutua entrega de dos personas, lo mismo que el bien de los hijos, exigen plena fidelidad conyugal y urgen su indisoluble unidad”. María no pudo refrenar las sollozos preñados de júbilo. Al poco tiempo se le diagnosticó un cáncer y fallecía llena de paz y de alegría.

El Obispo de León, en la presentación del volumen biográfico de María y Fernando, “Historia de un matrimonio”, afirmó: “Que las personas que lean este libro se sientan estimuladas a vivir su vida cristiana con naturalidad, tratando de ser felices, porque Dios quiere que seamos felices en este mundo, a pesar de las contrariedades a pesar de los trabajos; o mejor dicho, gracias a las contrariedades y gracias a los trabajos.”

Por último, una profunda reflexión de André Maurois: “Un matrimonio feliz es una larga conversación que parece siempre demasiado breve”.

Publicado en “Alba” el 26 de abril de 2007

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