Objeto sexual infantil
Alrededor de 2.500 delincuentes en España, cumplen correctivo por agresiones libidinosas, según Instituciones Penitenciales. Un 20 por ciento han tomado a chiquillos como víctimas.
Maléficos son los violadores sexuales. Al menos los asesinos como Santiago del Valle, el pederasta y supuesto verdugo de la cría Mari Luz Cortés, coinciden con esta definición.
Los versados discuten si subsiste algún colofón, clínico o judicial, para la más que evidenciada repetición de los pederastas y agresores sexuales. La esterilización química y la reclusión son las prevenciones más estudiadas.
La castración química radica en ingerir fármacos para deteriorar los genitales. Es un procedimiento análogo al que reciben los dolientes de carcinoma de próstata, ya que impide producir testosterona. Esta componenda que han experimentado Francia, Inglaterra y Estados Unidos, sería eficiente en algunos agresores, los corruptos que ejecutan por un desarreglo del estímulo carnal.
Es una punición física. No consta un colofón clínico ya que algunos transgresores son estériles. Como no existe un tratamiento, lo mejor es encerrarlos en la prisión perennemente.
Recluirlos de por vida es el procedimiento para los que se ha justificado que no logran recuperarse, origina más adhesión. Esta es la clave pero sin llamarla cadena perpetua.
En el Reino Unido fueron encarcelados los autores del estupro y muerte de cinco criaturas de ambos sexos y otro violador, apoyado por su cónyuge, ejecutó su aberración sexual con siete crías, una de doce años.
“El psicópata sexual actúa porque se le facilita el estímulo. No anhelan otra cosa sino la satisfacción de sus apetitos, cerdos satisfechos que hozan en la pocilga de sus instintos. Decenas o cientos de individuos son pillados cada mes traficando con imágenes y películas en las que los niños son sometidos a los más innombrables aberraciones sexuales. Mientras se fomente la hipersexualización tendremos pederastas a granel”, afirma Juan Manuel de Prada.
CLEMENTE FERRER ROSELLÓ
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