Otro golpe a favor de la objeción de conciencia contra EpC
El TSJA ha declarado como “claramente adoctrinador” el texto de la asignatura de Educación para la Ciudadanía de la editorial Mc Graw Hill. El veredicto da la razón a la familia de un escolar.
El combate empezó hace más de dos años. Una familia resolvió llegar hasta los tribunales para que se respetara el derecho a la objeción de uno de sus retoños, entonces en 3º de educación secundaria y hoy en primer curso de bachillerato. En primera instancia el TSJA les dio la razón, pero el recurso interpuesto por la Junta ante el Tribunal Supremo progresó. La sentencia, de mayo de 2010, ratificó la legalidad de la asignatura y anuló la objeción de conciencia del alumno. Con todo, el texto del Tribunal Supremo dejaba abierta la posibilidad de impugnar los manuales específicos que originaran una visión torcida de los contenidos educativos que se trata transmitir.
Es lo que hizo el letrado de la familia. La nueva sentencia dictada por el TSJA determina que el libro en cuestión da una “visión parcial del ser humano” y por lo tanto contraviene los artículos 176.1 y 27.3 de nuestra Constitución. De ahí que el estudiante no deba ser evaluado. Como ya terminó los estudios de secundaria –se tituló con la asignatura suspendida–, el abogado demanda que la nota sea enmendada.
Según el tribunal, el texto traspasa los límites de la asignatura en varios puntos. Por ejemplo, hace una estimación de la historia “desde la cosmovisión de la izquierda”, con juicios sectarios.
Otro capítulo impugnado es el destinado a la sexualidad. Se aborda desde una configuración materialista y zahiere la “concepción tradicional”, vinculada al cristianismo. Además, se propagan las ideas de la ideología de género: el sexo es una construcción cultural que no está sometida a la biología. Por tanto, todas las “orientaciones afectivas” son igualmente buenas y respetables. Incluso intercambiables, según el momento. El manual dedica todo un epígrafe a proteger la orientación homosexual. (Fuente: Aceprensa)
Clemente Ferrer
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