¿Para cuando una condena para la pena de muerte?
El esposo e hijastro fueron ametrallados en una casa-tráiler en el condado de Pittsylvania al sur de Virginia. Tras desvalijar algunos dólares, Teresa Lewis, esposa del ajusticiado, llamó a los agentes de la policía. Antes de agonizar el cónyuge sopló a los inspectores; “mi mujer sabe quién me ha hecho esto”. Acusación ratificada y que ha concluido por proporcionar a Teresa Lewis, una cita con la inyección letal que puede provocar un gigantesco sufrimiento en la agonía final, según el estudio difundido por Human Rights Watch.
También, la mujer iraní, Sakineh Mohamadi Ashtiani, culpada de adulterio y confabulación en el homicidio de su marido. ha sido sentenciada a muerte por la segunda de las dos fechorías y será condenada por ello a la horca, una muerte cruel y medieval. Al Fiscal General de Irán no le tembló el pulso a la hora de firmar el veredicto. Irán es, junto a Estados Unidos, China y Arabia Saudí, uno de los países del universo que con más penas de muerte castiga.
La pena capital ha decrecido en un 50%. México y Liberia son los países que han eliminado la pena de muerte de su legislación. Los detractores de este correctivo aseveran que es inhumano y que supone trocar al Gobierno en ejecutor, impidiendo reparar deslices judiciales, que cuando se originan, son irreparables.
Sin embargo, Japón ha reanudado la pena de muerte en los últimos años. Esta reactivación de los ahorcamientos en una nación avanzada y tecnológica como el Imperio del Sol Naciente, ya le ha costado la censura de muchas asociaciones internacionales defensoras de los derechos humanos.
Por último, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU aprobó una resolución en la que se pedía a todos los países del orbe prohibir la pena de muerte, proteger la dignidad y los derechos inalienables de toda persona humana, en todos los momentos de su existencia, desde la concepción hasta la muerte natural.
“No existe la muerte. Eso que lo parece es un simple tránsito”, afirmó Henry Wadsworth Longfellow, poeta estadounidense.
Clemente Ferrer
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