Los famosos venden
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La tentadora y millonaria oferta lleva a que los personajes más conocidos del universo saluden al público desde la exhibición publicitaria para dar consejos de las excelentes cualidades de los más diversos productos. Los vemos todos los días en las pantallas de los canales de televisión, las páginas de las revistas y periódicos, las ondas radiofónicas y las vallas publicitarias están llenas de rostros y de voces afamadas.
Los famosos que han aparecido en las campañas publicitarias son profusos: la tenista María Sharapova ha pillado la veta publicitaria, sólo ella puede jactarse de ganar más oro que la mayoría de los deportistas de élite masculinos. El caché de Sharapova es insolente, aunque apenas destina un mes al año a ejecutar sus contratos publicitarios. David Beckhman es el futbolista más acaudalado de Inglaterra, según el ranking divulgado por la revista “FourFourTwo”, enfila la lista con 128,8 millones de euros. Beckham aprovechó su viaje a Tokio para dar su imagen a una marca nipona de telefonía móvil. El futbolista británico con su próxima incorporación a las filas del Galaxy de Los Ángeles, intervendrá en el film titulado “Tregua”. Kate Moss será la estrella de una exposición dedicada a los rostros de la moda en la Galería Nacional del Retrato Londinense y su imagen erótica corre por Internet, anunciando una marca de ropa interior. La modelo también será la prescriptora de una marca de cosmética. La estrella del baloncesto, Pau Gasol, será la imagen de una marca coreana de coches y de una entidad bancaria, durante los próximos tres años.
La idea publicitaria es clara y sencilla. Se trata de unir el éxito de un personaje al utensilio que se divulga. Se espera que el público identifique la notoriedad del popular con el producto anunciado. Es como acercarse al personaje cada vez que se compre el producto. Casi es comprar un famoso en lugar de comprar un objeto. Este tipo de campañas se estudian con todo detalle y producen un considerable impacto publicitario.
Puede suceder que algunos famosos en sus intervenciones públicas o en su vida diaria puedan tener algunos aspectos negativos, que el público puede asociar con el producto que anuncian y que disminuyan las ventas.
Publicado en “Human Dignity” el 17 de marzo de 2007
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