La felicidad de nuestros hijos
“Un error sin consecuencias no es un error, es simplemente un modo distinto de hacer las cosas”. Lo asegura el pedagogo, directivo de centros educativos y padre de familia numerosa Fernando Alberca de Castro.
Como buen experto, aconseja a los padres desconcertados, desbordados, impotentes y desaparecidos para su responsabilidad educativa.
Pero no sólo aconseja a los progenitores. Su asesoría llega hasta los hijos. A éstos les dice que todo tiene consecuencias, positivas o negativas, y les anima enfrentarse a ellas. Les da consejos para salvar los obstáculos y sepan celebrar los cumpleaños y las fiestas. Pero sobre todo, que se percaten de la riqueza que tienen en su familia. Pase lo que pase, les repite una y otra vez, siempre habrá una oportunidad para celebrar algo.
Asegura a todos los padres que se lo preguntan que los niños no son felices en la infancia, ni por supuesto en la adolescencia. No lo son porque la felicidad exige libertad y responsabilidad. Sólo los adultos podemos llegar a serlo.
Cuando hablamos de la felicidad de la niñez, lo que realmente hacemos es recordar el que alguien cuidaba de nosotros y nos protegía de los miedos nocturnos.
Los padres tienen la gran misión aquí en la tierra de hacer felices a sus hijos. El niño sólo aprende a ser feliz de los padres, para él las personas más importantes. Ellos son los únicos capaces de enseñarle a querer desinteresadamente, mostrando en la práctica su empeño en implicarse para que los demás sean felices. La felicidad no se trasmite: o se contagia, o no existe. No puede haber una enseñanza más hermosa.
CLEMENTE FERRER ROSELLÓ
Presidente del Instituto Europeo de Marketiong Comunicación y Publicidad
clementeferrer@yahoo.es
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