Friday, October 12, 2007

El parricidio holandés

El parricidio holandés



Holanda despliega la polémica de la eutanasia. En esta ocasión apunta a los bebés de menos de un año con importantes deformaciones e insufribles padecimientos corporales, según el rotativo holandés “Algemeen Dagblad”. Se desea que la ley neerlandesa consienta la administración de la “asistencia activa a la muerte” en casos de niños inocentes, una perífrasis técnica que intenta ocultar el cruel vocablo; eutanasia.

En el caso de la “eutanasia pediátrica”, los habilidosos de la Asociación Holandesa de Pediatría intentan que permanezca esclarecido la noción de “sufrimiento insoportable” por parte de un bisoño, como reflexión para la petición de la práctica de la aniquilación del ser humano a través de la eutanasia.

Según las últimas estadísticas, en Holanda se emplea, cada año, la eutanasia a unos 15 críos, torturados por deformaciones penosas o de padecimientos que les lleva a un dolor insufrible, de acuerdo con los informes divulgados por la agencia de prensa holandesa ANP.

En España, Bernat Soria, uno de los investigadores, sin relevancia en los anales de la medicina, ha sido elegido para adueñarse de la cartera ministerial de Sanidad. Soria persigue con vehemencia la legitimación de la eutanasia y se alegra de haberla apoyado manifiestamente y lloriquea porque no le va a dar tiempo para reglar el crimen eutanásico, antes de que termine el presente período legislativo.

De salir el Partido Socialista ganador, en las elecciones de 2008, la eutanasia será una realidad en nuestro régimen sanitario en 2012 ya que sus gregarios se han afanado por acomodar un terruño fangoso como es el del suicidio asistido. Un ser humano, cercenado hasta en el anhelo de coexistir y protegido por una patética pompa que se anticipa al sepelio, la asesina Asociación Morir Dignamente. Nos hallamos ante un crimen inicuo.

Por otra parte, las Juventudes Socialistas, exigen al Gobierno español la promulgación de la eutanasia para que cada mortal disponga cuando ambicione repudiar su propia existencia, ante una situación terminal, para lo que el Estado debe decretar en favor de la eutanasia.

El profesor Rafael Alvira, director del Instituto Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra, comisionado para la apertura de las comunicaciones del VIII Congreso Católico y Vida Pública, coordinado por el CEU, afirmó que “la eutanasia es indigna, como lo es robar, o matar a un inocente. En último extremo, la vida no le pertenece a cada ser humano, sino a Dios. Morir dignamente ha sido siempre aceptar la muerte con serenidad y agradecimiento”.

Son unos rajados los dolientes que piden la eutanasia, al no anhelar encararse a lo que les queda de supervivencia. Por otro lado son unos egoístas, porque no agradecen la vida que Dios les ha concedido y de la que no son dueños.

Juan Pablo II declaró que “la tentación de la eutanasia, adueñarse de la muerte, de modo anticipado y poniendo así fin a la propia vida, se presenta absurda e inhumana. Nos encontramos ante la cultura de la muerte que avanza en las sociedades del bienestar”.



CLEMENTE FERRER ROSELLÓ
Presidente del Instituto Europeo de Marketing, Comunicación y Publicidad

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