Thursday, December 20, 2012

Desprecio a la vida: cada 15 minutos se suicida un japonés

Desprecio a la vida: cada 15 minutos se suicida un japonés Japón es el país con el índice más elevado de inmolaciones del mundo, con más de 37.000 suicidios cada año. En el imperio del sol naciente, una persona se quita la vida cada 15 minutos. A través de Internet, los llamados "pactos de la muerte colectivos", se están convirtiendo en una epidemia entre la juventud japonesa. El primer suceso tuvo lugar en la localidad de Minano, próximo a Tokio. Dentro de un automóvil se encontraron los cadáveres de cuatro chicos y tres chicas que habían inhalado monóxido de carbono, más conocido entre los nipones como "la muerte dulce". Vivimos en una cultura de la muerte aunque esté oculta tras los ropajes del consumo y bienestar. Basta profundizar un poco para que esta indigencia moral se presente tal como es, con un egoísmo feroz, una violencia agresiva y poco respeto por la vida, que es un don divino. Todo ello aderezado con los mejores ingredientes hedonistas y materialistas que nos llevan a un estado de naturaleza donde todo está permitido, donde no existe el más mínimo referente moral, donde todo vale. Por lo tanto la vida en sí misma no tiene ningún valor. Por lo tanto, hay que contraponer una “cultura de la vida”, localizada en el regazo de la familia, frente al “imperio de la muerte”. A través del amor, se está trocando la cultura de la muerte en cultura de la vida. Un suceso dramático el que acaeció en el año 2007, la joven actriz británica Emma Beck de 30 años (en la imagen), abortó a sus gemelos. Ella se sentía consternada ante la ruptura con su novio que no quería tener a los niños. Se suicidó, aliviándose al dejar a sus parientes una patética carta: “La vida es un infierno para mí, yo nunca debería haber abortado, habría sido una buena madre. Quiero estar con mis bebés, necesitan de mí, más que nadie”. También el suicidio asistido es despiadado. Recientemente una clínica ha tenido apuros para obtener la pócima mortal y ha acudido a la ingestión de helio. Al examinar los vídeos de los suicidas es pavorosa la congoja, que se prolonga cerca de una hora, entre opresiones y convulsiones de los pacientes. Urge implantar una nueva “cultura de la vida”, garantizar un nuevo estilo de vida, dando un argumento seductor de la fe en Dios. Por último, "Es importante subrayar que el suicidio es un acto morboso, decadente y cobarde", afirmó el director de cine alemán Oliver Hirschbiegel. Clemente Ferrer

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