El erotismo de los famosos
Desde el punto de vista deontológico, desde la consideración de una ética publicitaria, la presencia del erotismo en la publicidad resulta sencillamente inadmisible. La dignidad y la intimidad de la persona humana debe estar a salvo de su utilización como objeto de reclamo, como señuelo que ayuda a la venta de un producto por medio de la comunicación publicitaria.
Frigo ha difundido una nueva campaña de su producto estrella Magnum. En este lance el protagonista es el congelado y la intérprete española Paz Vega. Bajo el eslogan “Mi yo Magnum” y “Descubre mi yo”, el anuncio muestra cómo la artista asume diferentes personalidades. El denominador común son los posturas y convulsiones que ejecuta la actriz y que hacen referencia a la delectación, al erotismo, el enigma, la disfrute y el libertinaje. En las marquesinas de los autobuses, Paz Vega, hace gala de su fascinación y pretende excitar en la gente la inclinación al deleite, con el objeto de armonizarlo con el acreditado helado. El anuncio nos revela que el genuino yo consiste en apetecer a mortales de idéntico sexo.
Por otra parte, el anuncio de Schweppes, interpretado por Eduardo Noriega, bajo el lema “Ninguna sensación es tan única como ser tú mismo”, le sirve de pretexto para quitarse una máscara, desvestirse y brincar exhibiendo el culo por un declive cerca del oleaje del mar. Todo ello para anunciar una bebida refrescante, induciendo al público de que Schweppes es auténtica y excelente, sinónimo de emancipación y descaro.
Está claro que el erotismo no ayuda a vender. Cuando se utilizan imágenes eróticas, aunque sean de famosos, se debe respetar a un sector de público que no lo aprueba y lo rechaza. Esto no beneficia a la hora de la venta del producto y lleva al público hacia otras marcas.
CLEMENTE FERRER ROSELLÓ
Presidente del Instituto Europeo de Marketing, Comunicación y Publicidad
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