Friday, February 01, 2013

Comprobado: se coge antes a un mentiroso que a un cojo

Comprobado: se coge antes a un mentiroso que a un cojo Conocer la verdad es un anhelo radical del corazón del hombre, por ser inteligente y libre. ¿Qué es la verdad? Aquello que nos conduce a la libertad. La verdad alcanzada compromete al hombre, que debe adherirse a la misma y ordenar la vida según esa verdad. La condición humana encierra la grandeza y la miseria de poder decidir libremente, si acepta o rechaza la verdad que ha encontrado. Enfrentarse a las verdades, no negociables, es difícil y se puede caer en el relativismo, al negar que no hay leyes inmutables, valores intangibles o derechos inalienables. El ser humano se erige en la medida de las cosas olvidando que la libertad depende de la verdad, que es más atractiva que la mentira. Lo auténtico, lo genuino, lo transparente son valores muy apreciados en estos tiempos. Por lo tanto, adherirse a la verdad y proclamarla enaltece a la persona porque la hace partícipe de la libertad de los hijos de Dios. El Catecismo de la de la Iglesia Católica afirma que la mentira es una violencia a los demás, atenta contra su capacidad de conocer, que es la condición de todo juicio y de toda decisión. La mentira es funesta en toda sociedad; socava la confianza entre los hombre y rompe el tejido de las relaciones sociales. La veracidad debe ser total; una verdad a medias se puede calificar de mentira. Por otra parte, nadie está obligado a revelar una verdad a quién no tiene derecho a conocerla. El derecho al honor también es muy importante. Tomás de Aquino afirma que “despojar a otro de la buena fama es, ocasionalmente, un homicida por cuanto que sus palabras dan a otro la ocasión para odiar o despreciar al prójimo”. La verdad tarde o temprano se impone por sí misma. Albert Einstein (en la imagen) escribió en el

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