Sunday, April 05, 2009

Las secuelas de la droga

Las secuelas de la droga

La redactora Nicky Taylor que participó en el diseño de un plan con el que la BBC inglesa anhelaba indagar hasta qué punto puede ser perjudicial humear diversos estupefacientes, Taylor aseveró: "Me sentí absolutamente aterrorizada. Estaba tan asustada que no podía levantarme de la silla" y "De pronto me pareció que todo el mundo me odiaba. Ése ha sido uno de los momentos más horribles de mi vida". Se trataba de indagar cuáles eran las secuelas que la droga aguijoneaba en el cerebro y conocer qué notan los millones de anglosajones que la derrochan: Unos quince millones la han consumido en alguna ocasión y hasta cinco millones de drogadictos, la humean habitualmente. ¿No es suicida la actitud de Nicy Taylor?. Sí, hay que ser prudentes, que no es de sabios sino de estúpidos querer probarlo todo indiscriminadamente.
En una determinada fase de la indagación de Nicky, los ensayos manifestaron que, por el tropiezo con el cannabis, había acrecentado un nivel de psicosis por encima de la advertida en personas afligidas por la droga, originando neurosis o insomnio. "Como madre mi intención era averiguar qué les espera a mis hijos si probaban el cannabis". "Además, quería saber si es verdad que la droga conduce a la locura". Así que partió para Holanda y empezó a trajinar en una de las tabernas legalizadas para comerciar narcóticos.
Para evidenciar hasta qué punto aguantaba, ajada su posibilidad de cohesión, la joven se atribuyó a sí misma la faena de ensamblar un mueble. En primer lugar, sin humear su dosis de droga y luego bajo el poder del cannabis. Cuando no había dilapidado el estupefaciente, la tarea se le manifestó palmaria. Pero cuando ya vegetaba drogada, la cosa fue distinta: "Terminé en el sofá, sin sentido, con todas las piezas del armario esparcidas por el suelo. La droga había acabado con mi capacidad de raciocinio". "Había noches, sobre todo después de fumar skunk, que tiene un contenido muy alto en THC, que no podía dormir y no hacía más que andar de un lado a otro dentro de mi habitación, poniéndome cada vez más paranoica". "No me lo podía creer. Me resultaba terrorífico pensar que yo estaba experimentando un grado de psicosis superior a la de un esquizofrénico".
CLEMENTE FERRER ROSELLÓ

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