La popularidad y el éxito de la persona célebre y admirada es utilizada al objeto de vender los más diversos productos y promocionar servicios. Con ello, los publicitarios intentan conseguir un doble objetivo: dar un mayor renombre al producto anunciado y utilizar el prestigio del famoso para dar notoriedad a su campaña publicitaria.
En principio, parece que alguien con enorme popularidad confiere a lo que anuncia la dimensión universal de sus éxitos, confiriendo gran notoriedad al producto o servicio. El esquema es bien sencillo: Si quien anuncia es conocido, lo anunciado, lo será también.
Los famosos que vienen prestando su imagen a las diversas campañas publicitarias, destacan; Kate Moss, modelo; David Beckham, futbolista; Fernando Alonso, piloto; Fernando Torres, futbolista; George Clooney, actor; Shakira, cantante; Andrey Hepburn, actriz; Madonna, cantante; Christina Aguilera, cantante; Tigre Woods, golfista; Michael Jordan, baloncestista; Judit Mascó, modelo; Tom Cruise, actor; Pastora Vega, actriz; María Sharapova, tenista; Rafael Nadal, tenista; Sofía Loren, actriz; María Bonet, actriz; Pau Gasol, baloncestista... El famoso puede desprestigiar el producto, puede producir un rechazo del público, si el comportamiento privado de es incorrecto, cuando su ética y moral quedan en entredicho, es posible que su imagen quede dañada.
La aparición de los famosos en la publicidad está justificada a partir de lo que de positivo hay en sus vidas en relación con el producto que anuncian. No en vano, todas las decisiones publicitarias que no se orienten al respeto de las personas y a la veracidad del mensaje son un fracaso a la larga. Hacer un uso continuo y redundante de los famosos en la publicidad no es lo más deseable. Los consumidores desean conocer las bondades del producto anunciado y no rostros famosos.
CLEMENTE FERRER ROSELLÓ
Presidente del Instituto Europeo de Marketing, Comunicación y Publicidad
Pantoja, 14
28002-Madrid
NIF 20285521 G
Tel 914137873
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