UN FAMOSO EN SU MESA
Más de un centenar de caras famosas han aparecido en la pequeña pantalla, con el objetivo de intentar que el espectador quede convencido de las ventajas y virtudes del producto y para que se sume al número de consumidores de los mismos. Entre los protagonistas figuran estrellas de cine, radio, televisión, artistas de la canción, del espectáculo, deportistas y representantes de la “jet-set".
Hace unos días se estrenaba en Berlín el anuncio de Freixenet para las próximas fiestas navideñas, protagonizado por Demi Moore y Gabino Diego. Repasar la historia es volver al Hollywwod efímero: Liza Minnelli, Bárbara Rey, Maregaux Hemingway, Gene Kelly bailando con las burbujas, Norma Duval, Ann Margret, Shirley McLine, Miguel Bosé, Plácido Domingo, Ana Obregón, Raquel Welch, José Carreras, Paul Newman, Christopher Revé, Sharon Stone, Antonio Banderas, Kim Basinger, Nacho Duato, Anthony Quinn, Monserrat Caballé y Penélope Cruz.
No debe perderse de vista nunca la norma de que el soporte no supere al mensaje. Porque, en ese caso, la atención se acaba por fijar en aquél y arruinará éste, lo que va en contra de la eficacia publicitaria. Parece conveniente que el soporte -el famoso- esté en consonancia lógica con el producto anunciado.
No estaría de más recordar el alto precio que los anunciantes se ven obligados a pagar por la contratación del personaje conocido y el desequilibrio que puede producirse en la relación entre el coste económico y la eficacia publicitaria.
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